Diversos estudios han confirmado que las personas asintomáticas infectadas por el coronavirus pueden ser altamente infecciosas, no ya por la transmisión directa de las gotitas exhaladas al hablar, toser o estornudar sino, además, por el contacto directo con determinadas superficies, incluidas, sábanas, almohadas, toallas, etc., siendo esto particularmente relevante en los asintomáticos.