Especial FEC: COVID-19

Básicamente hay dos tipos de test. Los llamados PCR (Polymerase Chain Reaction) o test rápidos de Reacción en Cadena de la Polimerasa que detectan la presencia activa del coronavirus en el organismo.

La información disponible hasta el momento es escasa, pero parece que las embarazadas no tienen más probabilidades que cualquier otra persona de tener síntomas más graves si se infectan con el coronavirus.

Muchas infecciones virales, como la gripe estacional, afectan al corazón, desestabilizándolo, y de modo muy especial a aquellos que ya sufren una cardiopatía de base. El COVID-19 no iba a ser una excepción. Se ha comprobado que el 40% de los infectados son pacientes con cardiopatía pre-existente.

Las bacterias son seres vivos dotados de membrana celular, citoplasma y poco más, En algunas de ellas la membrana suele estar protegida por flagelos que les sirven para la fijación a otros organismos, por ejemplo algunas células animales.

La fiabilidad de los test rápidos de triaje o los PCR están siendo cuestionados por su dudosa fiabilidad, una duda que se acrecienta cuando hablamos de los provenientes de China y que fueron enviados a España y Holanda y que han resultado un fiasco absoluto por su bajísima sensibilidad, inferior en unos al 25% y al 45% en otros.

En fecha 12 de abril la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado un documento en el que declara que no existe evidencia científica, como se había sugerido, de que la vacuna BCG (Bacilo de Calmette-Guerin) contra la tuberculosis proteja al ser humano de la infección por SARS-CoV-2.

Se sabía desde el principio que uno de los enzimas de conversión de angiotensina (ECA-2) es el responsable de la entrada de SARS-CoV-2 en las células.

Científicos del Biomedicine Discovery Institute (BDI) de la Universidad de Monash (Melbourne. Australia) en colaboración con el Doherty Institute, han realizado pruebas con un fármaco antiviral, el Ivermectin, ...

Las dudas acerca de cómo afecta el coronavirus a pacientes con patologías previas son muy frecuentes. En este artículo, tres doctores de la Sociedad Española de Cardiología explican qué relación hay entre COVID-19, hipertensión y fibrilación auricular, además de dar unas pautas para pacientes anticoagulados con Sintrom.

Científicos y médicos de la Universidad de Estrasburgo (Francia) han comunicado los trastornos neurológicos observados en pacientes ingresados ​​en la UCI por COVID-19 debido al SARS-CoV-2.

Las medidas para la Prevención de Riesgos Laborales por la exposición a agentes biológicos patógenos dentro del entorno laboral, fueron recogidas en el Real Decreto 664/1997 de 12 de mayo de 1.997. En las circunstancias actuales, cuando el mundo entero se encuentra inmerso en una pandemia de consecuencias catastróficas, el mundo laboral, como cualquier otro, debe de adoptar medidas extraordinarias para la prevención del contagio como parte esencial de la lucha contra la pandemia COVID-19 provocada por el SARS-CoV-2.

Se ha publicado en algunos medios que los pacientes COVID-19 con graves complicaciones bronco-pulmonares son colocados en decúbito prono, es decir, boca abajo. Hay razones para ello.

La llamada “tormenta de citoquinas” , una reacción inmunológica exagerada que induce el cuadro neumónico conducente en muchos casos a la muerte de los infectados por SRARS-CoV-2 durante la COVID-19, es el enemigo a batir mientras no se encuentre una vacuna eficaz contra esta pandemia, lo que llevará, en el mejor de los casos, no menos de un año.

Hasta ahora se han descrito hasta 12 subespecies distintas de coronavirus de los que una información, más o menos detallada, se tiene de seis de ellos, solamente. La COVID-19 está provocada por uno de nueva aparición, y en el que posible y accidentalmente se hayan introducido estructuras proteicas inductoras de una mutación que han convertido al coronavirus en una especie de características muy agresivas para la especie humana.

Todo el mundo habla de los test diagnóstico en esta pandemia de COVID-19 y la mayoría no tiene una información exacta de qué son y para qué sirven. En este post les daremos información al respecto.

En todos los países afectados por COVID-19, y por supuesto en España, se viene observando una significativa disminución en el número de consultas de cardiología, y lo que es peor, un retraso en la consulta urgente en caso de síntomas típicos de un infarto agudo de miocardio;  una angina de pecho, una arritmia o un agravamiento de la insuficiencia cardiaca.

Ya hemos comentado en otros artículos, la trascendencia que tiene la diabetes del adulto tipo 2 (DM2) en sus repercusiones sobre el aparato cardiovascular, no en vano, la DM2 está considerada como una “enfermedad cardiovascular de origen metabólico”.

Muchas personas se preguntan (por internet corren muchos bulos en tal sentido) si al llegar a casa hay que desinfectar los alimentos comprados en el súper para dejarlos libres de coronavirus, si los hubiera.

Las mascarillas se han convertido en el nudo gordiano de nuestros días. Al principio se dijo que sólo eran necesarias para evitar que los contagiados, contagiasen. Hoy parece ser que todos debemos hacer uso de ellas. Pero numerosas preguntas siguen en el aire esperando una respuesta contundente. ¿Quién debe llevarlas y en qué casos? ¿Son realmente útiles?  ¿Vale cualquier tipo de mascarilla? ¿Por qué al principio no eran tan importantes y ahora resultan casi obligatorias?

En casi todas las epidemias gripales, sobre todo en la estacional, se observa una curva en “J” o en “V” en las que el inicio de la infección suele ser la etapa más virulenta y agresiva de la enfermedad, mediada la epidemia esta infección se amortigua y al final sufre un ligero repunte en la que se hace, por así decirlo, más contundente en su “despedida”.